En los últimos tiempos se ha levantado una nueva generación de jóvenes líderes en el campo de la política, los cuales han comenzado a participar e integrarse activamente en los procesos de búsqueda de soluciones, a los principales problemas que aquejan a nuestra sociedad, empoderándose y luchando por conquistar espacios en el espectro político dominicano, propiedad de una vieja generación de líderes que actualmente se resisten, oponiéndose a crear las condiciones óptimas para el relevo generacional.
Los jóvenes dominicanos hastiados de ser manipulados por una clase política que durante años los ha controlado y manipulado, impidiéndoles muchas veces posicionarse y mostrar plenamente sus capacidades políticas y dirigenciales, luchan desesperadamente por abrirse espacio en las distintas organizaciones y partidos políticos, atreviéndose a presentar opciones innovadoras, con un alto contenido tecnológico, basadas en el uso de las redes sociales y otras herramientas, a través de las cuales presentan día a día sus ideas y planteamientos de cambio y transformación en la sociedad dominicana.
Uno de los lugares donde más se refleja este fenómeno, es a lo interno de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), la cual históricamente ha servido como catapulta a muchos de los líderes políticos de nuestro país. La UASD ha sido y es, una plataforma fértil que sirve de caldo de cultivo para el desarrollo de nuevos liderazgos a lo interno de las diferentes asociaciones, gremios y movimientos estudiantiles.
Es increíble ver cómo estos jóvenes luchan ferozmente contra aquellos viejos liderazgos enquistados en posiciones de mando, embriagados de un poder utópico y caudillista, que solo ha servido para ralentizar una sociedad a la que por años se le ha robado la posibilidad de un liderazgo joven y con una mentalidad Siglo XXI.
En esta alta casa de estudios superiores, estos jóvenes líderes luchan incansablemente por demostrar que nuevos modelos de sociedades son posibles, “más participativos y menos excluyentes”; al mismo tiempo, desarrollan una batalla titánica con la intención de provocar una ruptura en el viejo modelo universitario, el cual basa su razón de ser en un modelo docentista, basado en la producción sistemática de nuevos profesionales en masas en las diferentes áreas del saber, sin tomar en cuenta las necesidades reales del mercado, obviando por completo la investigación y la constante búsqueda de nuevas tecnologías que son el verdadero motor del desarrolla de las universidades y sociedades modernas.
Estos nuevos líderes han sabido capitalizar en parte, el fracaso en los últimos años del liderazgo tradicional, lo que provocó una merma considerable en la credibilidad de los partidos políticos, generando en estos profundos procesos de contaminación y deterioro casi irreversibles, producto de la implementación de viejos modelos políticos utilizados por la partidocracia dominicana, plagados de clientelismo, corrupción, tráfico de influencia, entre muchos otros males que aquejan a nuestra sociedad.
La ausencia de valores y la descomposición moral de los actores que participan en el escenario político, han sido elementos de motivación para que estos jóvenes se rebelen contra un sistema que constantemente los margina y que sutilmente en nuestra mal llamada democracia, intenta robarles el derecho a la crítica y a la rebeldía, en contra de los causantes de los principales males que aquejan a nuestra sociedad.
Debemos entender además, que el relevo generacional solo lo lograremos, cuando podamos entender que no nos lo van a regalar, que tenemos que ganarlo con nuestros propios esfuerzos y capacidades, a través de la articulación creativa de nuevas ideas de transformación y cambio imbuidas con un alto contenido político, ético, social y moral, donde la superación intelectual, es una condición de primacía para lograr liderazgos fuertes con una clara visión del rol a desempeñar en nuestra sociedad.
Los jóvenes somos una fuerza silente viva, con la responsabilidad de salir de nuestras zonas de confort, vencer el miedo y el temor de arriesgarnos, entendiendo que los jóvenes con liderazgos y carismas fuertes, deben estar todos unidos, basados en un mismo objetivo común: “defender los sagrados intereses del país, entendiendo bien claro el papel para el cual la historia los ha elegido”. Los nuevos líderes deben ser arquitectos de un nuevo modelo de sociedad, más participativa y menos excluyente, donde las riquezas sean redistribuidas de manera más equitativa entre todos los dominicanos y en donde prime la calidad de vida por encima del capital.
Autor: Ing. Roberto Morales - 02.07.2016
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