+ MÁS PRESUPUESTO PARA LA UASD



Es inaceptable la indiferencia y falta de compromiso, con la que ha actuado el gobierno del presidente Danilo Medina y el PLD, respecto a las justas demandas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), de que se le asigne un 5% del presupuesto nacional, tal y como lo establece la Ley 5778 de Autonomía de la UASD. Las actuales autoridades gubernamentales no acaban de entender el nivel de criticidad, por el cual atraviesa la academia y que sólo, a través de la inyección de recursos económicos, será posible la solución de la mayoria de los problemas que le afectan.

Es imposible que con el actual déficit, producto de la grave situación financiera que encontró al inicio de su gestión, el actual rector Iván Grullón y demás autoridades que le acompañan, puedan hacer frente de manera eficiente y eficaz, a las complejas exigencias que golpean la presente administración del más grande complejo educativo del país, provocando esto, que dichas autoridades hayan tenido que estar cabildeando durante meses, lo que es un derecho inalienable e innegociable de la universidad y de toda la sociedad dominicana, cómo lo es, un justo presupuesto tal y como establece la mencionada ley de autonomía.

La falta de liquidez ha creado una situación de incertidumbre y desasosiego a lo interno y externo de la Universidad, entre maestros, empleados y estudiantes, al punto tal, que los maestros tuvieron que paralizar la docencia en varias ocasiones, exigiendo una serie de conquistas y reivindicaciones, amenazando incluso con radicalizar sus exigencias y tendiendo sobre la primada de América, el manto negro y oscuro de un paro indefinido para inicios del próximo semestre, lo que afectaría considerablemente la vida normal de más de 200,000 personas, además de afectar toda la economía formal e informal de la zona universitaria.

Parecería como si se tratará de un plan macabro, cuyo guión ha sido cuidadosamente orquestado para ir menguando poco a poco la institucionalidad y el alto prestigio del cual goza la primada de américa, a través de la utilización del método de asfixia económica, impuesto por el Gobierno y el Congreso de la República Dominicana, al negarle de manera reiterada en los últimos años, un aumento de presupuesto a la UASD, imposibilitándola de llevar  a cabo su plan de gestión y de relanzamiento universitario, condenando de esta manera, a los casi 200,000 estudiantes matriculados a nivel nacional en las diferentes carreras, a tener que vivir episodios epopéyicos para poder hacerse con un título de grado que les permita ejercer como profesionales en sus diferentes áreas del saber.

El gobierno central debe recordar que la función principal de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, está sustentada en tres pilares fundamentales, los cuales están íntimamente ligados e interrelacionados el uno al otro como lo son:  docencia, investigación y extensión.

Si bien es cierto que la universidad debe esforzarse por mantenerse actualizada y a la vanguardia de los nuevos tiempos, manteniendo  estándares de calidad que garanticen que la sociedad dominicana, reciba los mejores hombres y mujeres, capacitados y entrenados como excelentes profesionales. No menos cierto es que ninguna nación puede crecer de manera eficiente y sostenida, si la mayoría de los profesionales de la educación superior salen al mercado laboral con grandes deficiencias.

Es asqueante ver como sectores de la sociedad dominicana, coinciden con el gobierno en su plan de ahogamiento económico, para así poder justificar cambios en la ley de autonomía universitaria y convertirla en un instrumento al servicio de gobiernos neoliberales, los cuales presionan la universidad para que se convierta en parte del conglomerado de universidades al servicio de las clases dominantes, intentando semi privatizarla y de esta manera, obligar  a los estudiantes pobres del pais, a tener que pagar sus estudios a través de creditos educativos, los cuales les  generarian en el futuro obstáculos, debido a que estos generan intereses y comprometerían la situacion financiera de estos futuros profesionales, con el agravante del riesgo que conlleva la falta de pago de ser incluidos en los burots de créditos que le cerrarian las puertas a un posible empleo.

En este siglo hemos estado asistiendo en primera fila, a lo que he llamado "Una canivalizacion universitaria", debido a que una gran cantidad de profesionales que se gradúan en las diferentes universidades, tendrán que aceptar empleos de bajos salarios, mientras el resto, simplemente aceptarán emplearse en trabajos muy diferentes a lo que realmente son sus áreas de especialización, debido a las necesidades y carencias reales para poder mantenerse y mantener a sus familias.

La falta de un mayor presupuesto para la UASD es una necesidad urgente, la universidad está en cuidados intensivos, lo cual se refleja en los servicios que son brindados a los estudiantes. La UASD necesita una plataforma tecnológica que cumpla con los estándares de nuestra época, que sea moderna, rápida y eficiente. Además, un edificio tecnológico que tenga equipos de alta tecnología y personal calindicado. Se debe regular también la cantidad de secciones por estudiante, suplir inmediatamente la falta de aulas y reparar y acondicionar las que están en malas condiciones, así como el acondicionamiento y climatización del comedor universitario, entre muchos otros males.

Razones demás tiene la UASD para protestar por un presupuesto justo; lo más importante, amparada en la Ley 5778 de Autonomía universitaria, si bien el gobierno podría alegar que no es posible asignarle un 5%, por lo menos deberia asignárle el monto requerido hace meses por el rector Iván Grullón y su equipo economico, para que de esta manera la UASD pueda este año disfrutar de un verdadero relanzamiento universitario, que la coloque al nivel de las principales universidades latinoamericanas y porque no del mundo, eso sí, manteniendo su identidad y defendiendo su riqueza histórica y cultural, asi como el derecho de los más necesitados de tener una universidad pública abierta y combativa.

Autor: Roberto Morales

Publicado el 13.01.2016

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